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Además de sus paisajes dignos de postales – y de muchos posts en las redes sociales – y de su clima ameno durante todo el año, Isla Madeira recibe bien quien quiere hacer playa y actividades náuticas, turismo de naturaleza o cultural o simplemente probar nuevos sabores.

¿Cuáles? Lapas a la plancha, filete de atún, filetes de pez espada a madeirense, maíz frito, las “espetadas” de carne de vaca en palo de laurel, el “bolo do caco” con mantequilla de ajo, la torta de miel, las frutas exóticas. Y para beber: poncha o vino de Madeira.

En la isla, las levadas hacen parte de un conjunto de áreas protegidas como el Parque Natural de Madeira y el Parque Ecológico de Funchal. Pero en esta región, este protagonismo es compartido con la floresta de Laurissilva, clasificada por UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad, desafiando para caminadas.

La visita por Funchal no queda completa sin una ida al colorido mercado de los labradores o con un paseo de teleférico. Para animación extra, visite Madeira en Carnaval, durante la Fiesta de la Flor, o en el fin de año, por su celebración con uno de los mayores espectáculos de fuegos artificiales del mundo, que ilumina la bahía de la ciudad.