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Para vacaciones de aventura o para momentos de comunión con la naturaleza, en familia o con amigos, tiene el paisaje punteada por montes alentejanos, las casas encaladas, las heredades, aún más preciosas cuando vistas desde el aire en un globo aerostático.

Tiene también las imponentes escarpas en las playas al largo de la Costa Vicentina, los zorros y las águilas de los parques naturales, así como represas. Y el cante o el arte ecuestre. Tiene las caminadas, los paseos de ciclismo de montaña, de todoterreno o de bicicleta, las actividades acuáticas.

Tiene Beja, adornada con la rica gastronomía alentejana – los vinos, los quesos, la charcutería, las migas y los ensopados, la sericaia, los dulces conventuales, los aceites, las hiervas aromáticas. Con todo esto, lo mejor a hacer es probarlo todo. ¿Y después? Después, respire la ruralidad y demórese en la tranquilidad de las planicies alentejanas a perder de vista.

Para completar el recorrido por el Alentejo, diríjase a Elvas, una ciudad-cuartel fronteriza protegida por la más grande fortificación abaluartada terrestre del mundo. También clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2012, el centro histórico y sus callejuelas son un encantador laberinto en el que querrá perderse. Y ya que está en la ciudad, visite el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo Militar, la antigua Catedral, las murallas y el Fuerte de Graça.

Alter do Chão, donde se respira la tradición ecuestre, tampoco puede quedar fuera del itinerario. Aquí encontrará al caballo lusitano, mostrando de qué está hecho en la Yeguada de Alter, la más antigua del mundo en funcionamiento ininterrumpido en el mismo lugar.